Análisis – Luigi’s Mansion 2
Gamecube, esa sí que fue una buena época. No en el panorama de ventas desde luego, fue arrasada por Playstation 2 con cinco cuerpos de ventaja y toda una legión de third parties se pegaban por programar para la consola de Sony abandonando al poco rentable cubo de juegos a su suerte.
Nintendo no se quedó con los brazos cruzados. Fue un momento extraño de creatividad, en el buen sentido, para ellos al intentar relanzar numerosas franquicias: Mario Kart Double Dash fue amado y odiado por los fans de la saga, Mario Sunshine era diferente a lo que estábamos habituados, Fox McCloud se paseaba por la tierra en Star Fox Adventures y Luigi tenía su propio juego que se convirtió automáticamente en un éxito de ventas.
Luigi’s Mansion estaba cargadísimo de personalidad, no había una habitación que con fantasmas o con fenómenos paranormales no fuera única y tuviera algún secreto encerrado en ella. Han pasado más de diez años, es el 30º aniversario de Luigi y ha vuelto con una segunda parte que, desarrollada por otro estudio (Next Level Games), no está nada mal pero pierde ese encanto que hacía mágico el título de Gamecube.
Una gema llamada Luna Oscura impide que los fantasmas del mundo se vuelvan locos de ira homicida y fastidien a los vivos. El Rey Boo ha decidido que es hora de romperla y que Luigi se vuelva a hacer caquitas de nuevo, una travesura que desemboca en una aventura a través de cinco mansiones diferentes recuperando los fragmentos y rescatando a víctimas inocentes. El Profesor Fesor estará ahí para “ayudarnos” con su irritable voz y sus inventos que nosotros mismos tendremos que recuperar y mejorar. Nadie moverá un maldito dedo por Luigi. Yo te quiero, no sufras, lo pasaremos juntos.
A pesar de estar un alto porcentaje del tiempo aterrado, el verde de los hermanos Mario sacará valor de sobra para enfrentarse a toda clase de fantasmas. Bueno, quizás no sean demasiado variados…y es posible que una vez alcances la tercera mejora de la Atrapaentes 5000 no sean ni siquiera peligrosos pero animarán los largos paseos que tengamos que darnos por las mansiones buscando la solución al “puzle” que se nos presente en ese momento. Miyamoto decía que Next Level Games estaba orientando aún más la secuela hacia los puzles y es cierto, tiene más puzles, pero gran parte de ellos requerirán simple observación y sentido de la orientación. Una vez sepamos que el fuego quema y la aspiradora succiona el misterio estará resuelto y lo único que nos preocupará será limpiar las habitaciones de papeles, telarañas, falsos posters y todo el oro que podamos llevarnos.
Sí, echo en falta una mayor dificultad en los puzles pero el combate, a pesar de que la consola solo tenga un stick, funciona mejor que en GC. Ahora la linterna deberá cargarse para aturdir a los fantasmas y dicho fogonazo de luz nos permitirá dar caza a múltiples espíritus a la vez. Atrás quedan los elementos (fuego y agua) que se añadían al Atrapaentes y también la Gameboy Horror y su terrible modo para localizar cosas en primera persona, ahora tendremos una bombilla especial que nos revelará la presencia de entes así como objetos ocultos para completar ciertos puzles y una DS modificada, y con el politono del theme del primer juego, para mantener el contacto con el laboratorio no sea que el Pr.Fesor nos quiera encargar alguna cosilla más.
Harder? Better! Faster? Stronger!
El diseño de los niveles, sus atajos, el combate, el evidente salto gráfico de más de diez años y sin embargo no es totalmente mejor. Luigi’s Mansion 2 conserva los coleccionables y la búsqueda de los Boos perdidos (normalmente uno por checkpoint) pero no llegará a los niveles que alcanzó el primer juego. Deberemos decir adiós a los secretos de la mansión y a los fantasmas de los retratos que imprimían una personalidad increíble al juego de Gamecube; a veces pienso que Las Tres Hermanas (lo único que se parece a los retratos de su antecesor) de LM2 son un guiño al original y no consigo comprender porque no abundan más esta clase de entes únicos, hay más pero no son TAN únicos, en lugar de dar objetos al masilla de turno para que variemos un poco la rutina de ataque. Como juego, en su sentido más estricto de la palabra (jugabilidad), Luigi’s Mansion 2 es mejor, como experiencia es, en mi opinión, inferior.
Y sin embargo…
…es muy divertido. Dejando de lado que Nintendo siempre está de parte de bien y del humor blanco, y que Luigi, a pesar de no silbar durante la aventura, siempre ha sido excesivamente gracioso expresando emociones, jugar a LM2 te hará sonréir y además será entretenido. Separado en molestas pero comprensibles fases que nos harán volver al laboratorio del Profesor Fesor para guardar la partida, cada uno de los momentos del juego puede ser repetido para obtener una mejor puntuación o buscar las gemas/boo que se nos haya quedado por el camino. Sabe que es un juego de portátil y saca beneficio de ello.
La sencilla pero satisfactoria caza de fantasmas hará que aunque lleves un buen montón de horas dedicadas al juego (21 horas en mi caso aunque debería ser pasable en 10) no te canses de ella e incluso quieras darle un tiento a los tres diferentes modos multijugador dedicados precisamente a dicha caza. Junto con hasta tres Luigi’s de colores podremos ir a la Torre de los Desafíos para ver quién es el mejor cazador, cooperar entre amigos o localizar a los Ectochuchos con el desoscurizador para capturarlos. Un aliciente que alargará al menos unas horas más precisamente lo que mejor sabe hacer. Un acierto sin duda.
Tienes dos formas de haber llegado a este título. Una de ellas es siendo un jugador veterano que tuvo en sus manos una Gamecube o una Wii de las primeras y sabiendo que Luigi’s Mansion fue posiblemente el mejor juego de Nintendo en 2001. Lamentablemente esto también te llevará a pensar que Luigi’s Mansion 2 está muy bien pero no tan bien, en este caso los canadienses han perdido contra Japón. La otra forma es obviar que hubo una primera parte o no tener los medios para poder jugarla, entonces el título te parecerá mejor porque sencillamente no tienes con que compararlo de primera mano. Esa fue una de las virtudes del primer juego de Luigi: aunaba puzles, “miedo”, exploración y acción en un mismo juego. Era único. Es único; y su secuela recoge el testigo y lo mejora a pesar de quedarse atrás en aquellos detalles que lo hacían aún más especial.
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