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Análisis – The Stanley Parable

Hay juegos que son más difíciles de analizar de lo habitual porque al entrar en el género de lo experimental no se le puede juzgar como un shooter o una aventura gráfica cualquiera. Galactic Cafe ha desarrollado uno de ellos con The Stanley Parable. Las mecánicas son prácticamente inexistentes pero la experiencia es absolutamente satisfactoria.

El típico oficinista que va al trabajo a realizar una misma tarea durante toda una vida sin ningún tipo de motivación más allá de obedecer las órdenes del de arriba, ese es Stanley. Su vida se ha visto atrapada en un bucle que solo terminará el día que muera, que a este paso va a ser el mismo que el que se jubile, y el narrador se encargará de dominarla hasta que nosotros entremos en acción. O no.

Empezaremos en la habitación 427 junto a nuestro gris puesto de trabajo en todas y cada una de nuestras partidas, incluso es posible que más de una vez si elegimos ciertos caminos. El edificio estará vacío, solo estaremos nosotros y un magníficamente doblado narrador que se encargará de contarnos que es lo nos está ocurriendo, que es lo que puede ocurrir y las opciones que nos dará para ello. Ya no somos Stanley, somos nosotros mismos quienes estamos en el juego seleccionando en cada momento en que puertas de las oficinas meternos o porque zona convenientemente abierta del mapeado podemos ir.

the stanley parable texto

Nuestros paseos no deberían extenderse por más de 20-30 minutos y sobre todo durante las primeras partidas es complicado dar con un final repetido a no ser que sigamos paso por paso nuestras acciones anteriores. Aun así, el narrador intentará sorprendernos. Un ejemplo de ello es que si elegimos la puerta de la izquierda y subimos al despacho del jefe, la tercera vez que sigamos esa ruta nuestra querido actor británico, adecuadamente subtitulado en español, hará que la tarea sea menos tediosa para el jugador y en lugar de tirarse el rollo dirá: “Bla Bla Bla y esto es así…”. Genial, y eso sin contar con los variados secretos que hay en su interior.

Y es que si la mitad de The Stanley Parable son nuestras elecciones, la otra mitad es la misteriosa voz que se encarga de narrar lo que hacemos en todo momento, enfrentarnos si no seguimos los caminos que nos marca e incluso decepcionarse al elegir según qué acciones. Actuará como amigo, enemigo, defensor, extraño, su papel es el juego en sí, él sabe todo lo que podemos hacer y lo narrará interactuando con nosotros e incluso haciéndose el despistado como si no supiera de que va todo esto. Él sabe cosas y de adoptar diferentes opciones dependerá conocer más detalles y llevar nuestra partida al mejor puerto posible o al peor si con ello podremos averiguar algo más sobre lo que está pasando.

Una partida completa llevando la contraria al narrador

 

La libertad no es una opción

Hay algunas cosas que The Stanley Parable intenta enseñarnos. Quiere que nos enfrentemos al narrador, que le llevemos la contraria y hagamos lo que queramos saliéndonos de la senda que tiene marcada. Podemos intentar hacerlo claro, u obedecer, pero todo será una falsa sensación de libertad ya que el propio juego ha medido a la perfección todos los caminos que podemos seguir. Salirnos de la escena solo sería un bug del juego, no está preparado para ello y tampoco es lo que pretende, de hecho hay un final dedicado a esto que revela todo el truco de TSP así como su evolución desde aquel mod de Half-Life 2 en el 2011. Encontrar el museo es muy satisfactorio.

De una forma más directa o menos directa, y en muchas ocasiones hilarante gracias a los monólogos que Kevan Brighting (The Narrator) nos regala, Galactic Cafe se las ha ingeniado para darnos una buena lección mediante una fantástica experiencia y con tan solo cinco teclas y el ratón. Si el final nunca es el final ¿de qué tenemos miedo? Quizás esto se lo reserven para una secuela pero mientras tanto el viaje puede terminar de unas cuantas maneras diferentes que bien merecen la pena dedicarles un tiempo y que nos siga sorprendiendo con el siguiente.

ay que bonito ay

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