Análisis – Faster Than Light
El universo. Una infinitud de estrellas, planetas, formas de vida desconocidas y naves espaciales que circulan por autopistas intergalácticas ya sea apoyando a la federación, aliándose con los rebeldes, luchando sus propias guerras o bien realizando acciones poco honradas aprovechándose de los más débiles. Hola, soy Leonard Nimoy y Faster Than Light el mejor simulador de naves que has visto en mucho tiempo.
Pero no en el sentido de convertirte en un auténtico piloto de X-Wing como si estuviéramos en la época en la que los simuladores de LucasArts llevaban la voz cantante en PC y existían joyas que iban un paso más allá como I-War. FTL es la otra clase de simulador, aquel en el que manejamos a los tripulantes de la nave y tenemos que estar muy atentos a cada una de las secciones de ella para que no nos dejen demasiado vendidos al entablar alguno de los muy numerosos combates que disputaremos.
Efectivamente, solo una nave. No es el típico simulador del espacial en el que tenemos un crucero de batalla con decenas de armas y pequeñas naves que salen de él, será más bien como llevar una pequeña versión de la Enterprise o una Normandy sin todas esas relaciones sentimentales entre la tripulación. Aquí tus soldados también serán de diferentes razas pero no interactuarán entre ellas, se limitarán a seguir las ordenes que les des, disminuir el tiempo de las tareas dependiendo de dónde les ubiques y por supuesto también se liarán a puñetazos si la situación lo requiere ya sea contra invasores o reparando maquinaria. Aunque algunas serán más válidas que otras para ciertas situaciones, por ejemplo los Mantis son extremadamente veloces, los Rock serán muy lentos pero tienen más vida o ciertos seres verdes, los Zoltan, que aportarán energía extra en la sala en la que estén facilitando su alimentación.
Faster Than Light no tiene el argumento del año, tampoco lo necesita, será tan simple como entregar unos importantes documentos de la Federación en el otro extremo de la galaxia mientras los rebeldes nos persiguen atravesando escenarios aleatorios compuestos por pequeñas misiones y sorprendentes eventos, en los cuales tendremos que tomar decisiones, que nos reportarán recompensas en forma de nuevas piezas que acoplar a nuestra nave, recursos o incluso rebeldes que quieran unirse a nuestra tripulación. No necesita más historia porque sus partidas nunca deberían durar más de 90 minutos en el mejor de los casos, pero en cambio su gameplay directo y sencillo te engancha desde el primer minuto y te anima a jugar una y otra vez.
Empezarás eligiendo el diseño de la nave y su distribución prefijada, algo que se irá ampliando según vayas alcanzando diferentes logros y con grandes diferencias entre los modelos. Motores, puertas, vídeo supervisión o la imprescindible cabina del piloto serán salas comunes a todos ellos pero otras como la zona de teletransporte, drones o la invisibilidad no vienen de serie en todas las naves aunque son posibles de añadir según vayamos visitando tiendas. Todas ellas funcionan con energía y una de nuestras funciones como capitán será elegir sabiamente hacia dónde dirigirla dependiendo de la situación, un ejemplo claro es cuando entras en una nebulosa que te arruina la alimentación de la nave estando en plena batalla. ¿Debemos quedarnos sin escudos para acabar rápido con la amenaza redistribuyendo la alimentación a las armas? O mejor ¿Dejamos que la tripulación sufra un poquito sin oxígeno mientras activamos un dron de defensa que elimine ese misil? La respuesta es simple: nunca pases por una nebulosa. Pro-tip.
La otra gran parte del juego, la que no va de irse de compras por la galaxia, rapiñar chatarra y mejorar la nave, está completamente orientada al combate. En tiempo real, aunque con la posibilidad de pausarlo siempre que queramos para replantearnos nuestra estrategia, deberemos seleccionar el arma y apuntar a la zona de la nave en la cual queramos provocar daño. Lo más común si tienes un buen armamento será destrozar sus escudos y posteriormente sus armas, de hecho será nuestra estrategia contra naves menores en casi todo el juego, pero siempre cabe la posibilidad de que tu selección de diseño no incluya buenas armas de inicio y por ejemplo te encuentres con un arma de iones (inutilizan las salas enemigas) y un dron de ataque que dirige sus disparos automáticamente. En ese caso el botón de autodisparo quedará fijado en los escudos enemigos y dejarás que tu amigo robot haga el trabajo de destrozarle el casco.
Existen diferentes tipos de armas y varios niveles de potencia que normalmente van de la mano con la energía que consumen. Tenemos por ejemplo un rayo que daña brutalmente al enemigo pero que si se topa con un escudo es completamente ineficaz, misiles que necesitarán su propia munición, o lasers que provocan incendios en el interior de la nave haciendo bastante daño. Para obtenerlas deberemos rezar a la diosa fortuna para ir encontrándolas en nuestros combates, o invertir una buena cantidad de dinero en las tiendas del sector, sea como sea lo importante es combinarlas correctamente para acabar con sus escudos lo antes posible y destruirla sufriendo el menor daño posible.
Para que no sea tan monótono como puede parecer, y de hecho lo es si tienes la suerte de conseguir un buen armamento rápidamente, existirán zonas aleatorias donde habrá factores externos como asteroides o llamaradas solares que complicarán nuestro combate hasta límites insospechados. Estar demasiado tiempo cerca de una estrella puede hacer que arda tu nave haciéndote perder aun teniendo una ventaja considerable respecto al enemigo, en este caso si tus motores lo soportan quizás sea más conveniente huir dañado y rezar para que en el siguiente punto no te esperen unos piratas hasta los topes de lasers.
Es cierto que Faster Than Light no entra por los ojos, sus gráficos retro y planos no parecen especialmente inspirados y dan la sensación de dejadez, pero si eres un buen jugador sabrás pasar a través de este pequeño inconveniente para dejar que la música de Ben Prunty cree la atmósfera necesaria para navegar a través de esos sectores del universo y enfrentar a decenas de naves que merecen caer ante tus cañones. Subset Games ha conseguido hacer una experiencia rápida, efectiva y muy divertida con este simulador apartándote de la clásica función del piloto y haciéndote adquirir un rango bastante más importante que llevará a tu tripulación a conseguir su objetivo o perecer en el intento. Te ha convertido en un verdadero capitán.
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