Análisis – Shelter 2
Ser madre hoy (2015)
Buenas sensaciones quedaron después de las aventuras de mamá tejón y sus crías pero, como dije al final del análisis de Shelter la semana pasada precisamente preparándome para la salida de esta segunda parte, era más experiencia que juego debido a una linealidad en un título que pedía a gritos libertad y variedad de situaciones. Sencillamente quería que fuera un poco más juego de lo que era. No se puede decir que no lo hayan intentado.
Comienza la aventura con nuestra primera protagonista, Inna, escapando en la noche de una manada de lobos con su vientre a rebosar de cachorros de lince. El cielo le ha ayudado al parecer, eso o ha habido una lluvia de estrellas que actúan como miguitas de pan para guiarnos a la cueva donde daremos a luz a las cuatro criaturas en una bonita escena en la que además podremos rebautizarlas. Mis cachorros se llaman como los protagonistas de una de las mejores series: Fry, Leela, Bender y JOYU (en séis caracteres no entraba Zoidberg).
Ahora sí empieza de verdad la complicada historia de ser madre y con ello comienzan también las buenas noticias: Might & Delight escuchó y te dará libertad. Un mundo abierto enterito para ti en el que puedes campar a tus anchas mientras te deleitas con el peculiar estilo gráfico que mantiene en esta segunda entrega, una música realizada con mandolina, guitarra y teclado para resaltar los momentos más intensos y todo ello mientras cazas conejos para poder llevar algo de comer a tus crías.
Son demasiado pequeñas aún pero con dos o tres paseos de caza ya estarán listas para salir de la cueva justo con la llegada de la primavera. Es una sensación tan cálida ver como tus pequeños cachorros corretean alrededor de ti con sus cortas patas mientras maúllan, que te observen cazar conejos de par en par para luego llenarse el hocico de sangre como futuros depredadores que serán ellos, adorables y sangrientos linces. Quizás luego el invierno no nos trate tan bien.
Esta es un de las nuevas propuestas de M&D, las estaciones serán importantes durante el juego o lo serían si no tuvieran un fallo grave: desvelar la linealidad que tenemos delante. Shelter 2 es un sandbox sí, podemos viajar entre zonas abiertas al estilo Borderlands con pequeñas pantallas de carga e ir explorando la zona también, pero nuestros cachorros solo crecerán con el cambio de estación y habrá partes del mapa a las que solo podremos acceder siendo invierno guiándonos más o menos por donde quiere llevarnos el juego. Pero eso no es lo peor.
Un sandbox vacio
Cuando comenté en el primer análisis que Shelter pedía a gritos vivir en un mundo abierto lo dije con la idea de sandbox que debería tener cualquier diseñador en mente: multitud de acciones, variedad de situaciones, secretos, coleccionables con razón y no un montón de ramas, plumas y flores inútiles. Shelter 2 es un cuaderno prácticamente en blanco en el peor sentido, abrieron el documento de Word escribieron “cazar conejos, beber agua, sobrevivir” y lo volvieron a cerrar, y eso es todo lo que vas a hacer en las aproximadamente dos horas que dura la experiencia de ser madre.
Es cierto por ejemplo que en invierno los conejos salen menos y es más difícil darles caza porque mamá lince tiene más dificultad para alcanzarlos pero en la segunda partida conseguí que sobrevivieran todos mis cachorros una vez coges el truco a los toscos controles que terminan de empañar la experiencia, el salto no ha sentado nada bien a la secuela haciéndolo prácticamente inútil. Aún no termino de entender porque no hay cámara libre y solo puede moverse de derecha a izquierda cuando está claro que parte de la gracia es contemplar el entorno, y no, la cámara estática tampoco lo soluciona. Vale, hay otras cosas que hacer, puedes cazar ciervos o tirar nidos de huevos de los árboles, si habéis jugado al primero esto lo saborearéis muchísimo, pero no deja de ser algo que no enriquece para nada la experiencia de juego, te dejan hacerlo para que no parezca un simulador de darles de comer conejo a tus crías y de hecho solo sucede en momentos puntuales. Por si aún te quedas con ganas de coleccionar objetos tras finalizar la primera pasada puedes encarnar a uno de tus hijos y volver a jugar a ver si esta vez no matas a ninguno.
Lo sé, me estoy saltando lo importante: sentirse madre y preocuparse por tus cachorros, recogerles cuando están enfermos, acercarles presas para alimentarles y que se puedan incorporar a tus otros hijos, no dejarles atrás si puedes evitarlo. Todo esto es muy bonito y es cierto que lo sientes pero cuando lo has vivido ya, y además lo tienes reciente como es mi caso, no vas a jugarlo igual.
Una secuela, en mi opinión, debe ir hacia arriba y no ser tan extremadamente continuista. Si has abrazado el género sandbox hazlo con todas sus consecuencias y llénalo: hazme sentir una madre lince de verdad, déjame pelearme con otras criaturas mayores para defender a mi familia, atacar lobos, huir de aves rapaces que vengan a vengar a sus crías no natas y devoradas por las mías y no me vuelvas a hacer sentir un tejón solo que en un entorno más abierto y que persigue conejos en lugar de sacar zanahorias de la tierra.
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