No soy un hombre de caprichos, suelo tener dominada esa faceta consumista de ver una cosa y quererla o en el caso de que la quiera esperar lo suficiente a estar mejor económicamente o a que baje el precio, algo que hago con prácticamente todos los juegos que compro y que espero que ocurra próximamente con Child of Eden y Shadows of the Damned (¡Oh espera!), aunque me sabe mal que no hayan vendido lo suficiente para conservar sus precios al menos durante 2 meses.
Últimamente estoy viendo algunos episodios de Gamecenter CX, un programa de la televisión japonesa en el que proponen a Arino, su protagonista, pasarse juegos antiguos con un tiempo límite. Eso me hizo llegar a Ebay y comprar, tras unos minutos de duda, esta pequeña muestra de retro-amor:
Sí, es simplemente un pad con 6 botones y un diseño retro à la Famicom, pero el feeling a la hora de jugar a los emuladores es realmente brutal, no es lo mismo que jugar con el típico mando clon de PS2 para pc que tenemos todos por casa.
Así que siendo poseedor de una Mega Drive y una Game Gear y teniendo mi nuevo y molón retro-mando creo que lo más justo era pasarnos a la otra acera, ir por la luz cada vez menos blanca de los nintenderos y jugar a una de las últimas joyas que apareció en la consola de 8 bits de la gran N. Hablo de una bola rosa que se transforma en otras cosas rosas, hablo de esa pelota con patas que se hincha para volar, hablo de Kirby’s Adventure.
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