Análisis – Ori and The Blind Forest
Es tan bonito que me quiero morir
Después del boom de los indies los juegos en dos dimensiones volvieron con una fuerza tremenda ya fuera por falta de recursos o por un guiño a la buena época de 8 y 16 bits. Muchos estáis cansado de los píxeles tochos, el estilo NES y las músicas chiptunes pero hay más vida tras la estética viejuna y mientras Ubisoft tiene el motor UbiArt y nos regala cosas preciosas como Rayman Legends o Vanguard Hearts, el estudio independiente pero apadrinado por Microsoft, Moon Studios, se las apaña con Unity para sacar uno de los juegos más bonitos de los últimos años. Y lo hace abrazando un género que me da una pereza máxima: exploración estilo Metroid/Castlevania o como lo conocemos en el mundillo, Metroidvania. Y lo he terminado y disfrutado como un enano, así de bueno es.
Ori and The Blind Forest nos coloca en la piel de un pequeño ser de luz que por circunstancias de la vida, y de un ave gigante con muy mala uva, se queda solo en una tierra que tratará de resucitar tras encontrar a la prima maja de Navi y esta le explique qué demonios está pasando en el mundo. El precioso precioso mundo de Ori porque lo primero que hace el título de Moon Studios es entrar por los ojos.
Bonito, bonito, bonito
Paisajes variados y tremendamente detallados es lo que nos tendrá contemplando la pantalla un buen rato cada vez que entremos en una nueva zona mientras manejamos al protagonista saltando de acá para allá. Quizás incluso más importante que los escenarios, excelentes tanto a nivel visual como en diseño de niveles, son las animaciones de todo cuanto ocurre a nuestro alrededor y sobre todo de Ori ya que el personaje principal de la historia alcanza la perfección en cuanto animación sintiéndose vivo en todo momento gracias a la variación de las mismas. Moon Studios da ejemplo a muchos animadores que hacen que el personaje parezca más un muñeco que otra cosa perdiendo parte de la atmósfera de la historia.
Es otro elemento importante: la atmósfera y ambientación en Ori and The Blind Forest, y nuevamente vuelven a hacerlo bien. El narrador habla en un idioma inventado traducido en pequeños textos que aparecerán flotando en pantalla a medida que avanzamos hacia el siguiente punto importante de la historia, las escenas en las que se descubre parte de la aventura son emotivas y emocionantes e intentan, y consiguen, mostrarnos un poco más de los personajes de este gran cuento épico de diminuto protagonista. Es importante como en ocasiones nos dejarán, mínimamente eso sí, controlar a Ori en alguna escena haciéndonos partícipes de ellas y metiéndonos un poco más en el mundo que intentamos salvar. Pequeños detalles que se agradecen.
Mens sana y corpore sano
Como comentaba al principio los Metroidvania no son santo de mi devoción, quizás porque me acaban abrumando con un mundo gigante que descubrir o quizás por mi sentido pésimo de la orientación en cualquier juego, esto no supuso en el título que ocupa ningún problema.
Moon Studios no quiere agotarte mientras exploras el buen escenario de Ori and The Blind Forest, muy al contrario, quiere convertir la experiencia en un agradable paseo en el que solo tengas que consultar el mapa para orientarte un poco y no como elemento imprescindible. Éxito, lo logran y en muchas ocasiones sabrás donde ir por intuición y una pequeña ayuda rápida del mapa en el que trazarás mentalmente el camino con lo que has descubierto del mismo y la ayuda de unas pequeñas piedras que desvelarán parte del mundo echándote una mano extra. Pero ¿Es tan agradable el manejo de Ori?
¡Sí! No solo es agradable sino que podría entrar en la categoría de droga jugable. Las nueve habilidades que iremos adquiriendo durante la historia de los árboles de luz que aún quedaban en el mundo tienen el tempo perfecto de aparición. Ori podrá planear, realizar un doble salto, escalar paredes y, gracias por esto, algún movimiento algo más nuevo como por ejemplo utilizar a los enemigos y algunos de sus proyectiles como impulso para llegar a nuevas zonas. Es estupendo que sepan sacar tantísimo partido de la lista de movimientos del personaje y hacer que nuestro cerebro recuerde zonas del mapa donde no teníamos acceso pero tras adquirir una nueva habilidad inmediatamente las relacionemos y queramos volver a por ese ítem perdido.
Ori irá evolucionando a medida que acabe con enemigos, un tanto escasos en variedad para mí gusto, ya que estos van dejando orbes dorados que funcionan como experiencia y con la que obtendremos puntos de habilidad. Las tres ramas en las que se divide el árbol están bien diferenciadas en potenciar los ataques de Seni, el hada que nos acompaña y que será una de nuestras armas, aumentar la salud o la energía, útil para una de las “polémicas” mecánicas del juego y ciertos ataques, y una tercera rama ante la que me rindo a los pies de Moon Studios ya que irá desbloqueando ayudas y revelando posiciones en el mapa de aumentadores de energía y maná, orbes grandes de experiencia, puntos de habilidad y otras cosas útiles si no te apetece explorar demasiado pero si lograr el 100% del juego.
Manejarlo es un auténtico placer, el control está ajustado al milímetro y la variedad de acciones no da lugar a dudas: cada vez que falles sabrás que ha sido por tu culpa y torpeza. Además por partida doble ya que si mueres y tienes que repetir un largo tramo del juego también serás el culpable. Pulsando B (yo funciono con el mando de Xbox siempre) crearemos un checkpoint que consumirá un punto de energía y nos restaurará algo de vida, si olvidas crearlos, algo frecuente al principio del juego al ser una mecánica novedosa, te tocará aprender mediante el amor duro. Tranquilos, dos fallos de este tipo y será difícil que se te olvide guardar la partida, a nadie le gusta perder el tiempo.
Un buen diseño
Es bonito de ver, es realmente agradable de jugar y además está bien diseñado. El mundo recreado para la ocasión está perfectamente hilado y mejor conectado, casi parecerá que vamos avanzando por niveles más que explorando cavernas y bosques pero sin olvidarnos nunca que estamos en un mundo abierto. La sensación de que todo encaja está ahí durante toda la partida y liberar a los elementos traerá cambios en los niveles que nos facilitará el acceso a ciertas zonas sin que nos lleve un tiempo excesivo e incluyendo nuevas mecánicas durante la partida que harán que las 8-10 horas que dura se pasen volando. Y eso sin hablar de las estupendas fases contrarreloj, escasas sí, pero remarcando momentos importantes en la historia y realmente emocionantes de jugar.
Es difícil sacarle pegas a Ori and The Blind Forest, no es la chica guapa o el chico cachas que lo es todo por fuera y luego por dentro está podrido, Moon Studios ha hecho un envoltorio perfecto y lo ha rellenado con amor a juegos como Rayman del que hereda parte del plataformeo y ansia por hacer un Metroidvania accesible para cualquier jugador. Me da pena que no salga en todas las plataformas porque fácilmente puede ser el juego digital del año y habrá alguien que se quede sin catarlo.
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