Análisis – Deadpool
Hablar de Deadpool es hablar de inestabilidad. Wade Wilson es el hombre desfigurado detrás de la máscara que se presentó al programa Arma X para librarse de un cáncer y cuyo plan tuvo un resultado no demasiado positivo. Ya no padece la enfermedad y es prácticamente inmortal pero a cambio perdió completamente su cordura y ahora, reconvertido en mercenario y siendo en principio villano para después pasarse al bando de los chicos buenos, ha ganado suficiente popularidad en estos más de veinte años como para tener su propio videojuego desarrollado por High Moon Studios, un equipo que teniendo franquicias importantes en sus manos nunca ha terminado de arrancar.
La historia detrás del título de Masacre es sencilla: el bueno de Deadpool ha amenazado a High Moon Studios para que hagan un videojuego sobre él. Mientras anda consiguiendo algo de dinero de uno de sus contratos de dudable legalidad, Mr. Sinister aparece para arruinarlo todo haciendo que la mirada de D-Pooly se dirija hacia él. Si algo le gusta a este antihéroe es la venganza y los baños de sangre. Y el kaching y el bling bling.
Bajo este argumento tan “clásico” y tan meta (videojuegos dentro de videojuegos) se oculta un hack’n slash con ciertos toques de shooter que no destaca nada en su apartado jugable. Es como si hubieran tomado el molde de Juegos de Acción v1.1, rellenado con masa de “Programadores poco inspirados” e introducido en un horno al que hubieran tenido que volver corriendo porque se les ha quemado el pastel. Gran parte del juego estaremos repitiendo los mismos combos ya sea con las clásicas espadas, los devastadores martillos o los inútiles sais, lo único que nos hará salir de esta rutina será querer ver diferentes animaciones para intentar disimular el hecho de que estamos repitiendo la misma secuencia una y otra vez.
Casi todos los enemigos, exceptuando uno o dos, son asesinables con las espadas sin necesidad de hacer demasiados upgrades a las armas o al personaje (aunque se agradece tener la opción de comprar mejoras para acabar con ellos más rápido porque te vas a cansar de matar), y los que se resisten un poco es porque o bien son más grandes que los demás y necesitan más golpes para acabar con ellos, o bien llevan armas de fuego y es el momento de darle un poco a los gatillos.
¿Un guiño claro a las Tortugas Ninja?
Nuevamente nos encontramos con armas desbloqueables (cuatro sin contar gadgets de destrucción como granadas o minas) que variarán algo más el asunto de pegar tiros. Son bastante efectivas a corta/media distancia y cuando los secuaces de Siniestro lleven metralletas es más seguro correr hacia atrás viendo a Deadpool disparar sin mirar (en una de sus múltiples gracietas) que enfrentarnos a ellos de cerca y que sus compañeros castiguen nuestro cuerpo inmortal.
Quizás si hubieran introducido mejores combates contra los jefes o alguna de las fases especiales fuera especial de verdad, el resultado final no se hubiera empañado tanto. No es que Deadpool sea terrible pero en pleno 2013 si no puedes estar al nivel de un género que ha sido machacado estando a punto de despedir a la actual generación de consolas es para replanteárselo.
¡Carámbanos! todo esto es muy malo ¿Hay que jugarlo o puedo borrarlo de mi memoria instantáneamente?
I can say Chimichanga in seven languages
Hay una única razón para soportar este divertimento videojueguil. Es cierto que vamos a matar, repetir muertes, morir en ocasiones y vuelta a empezar, y sin embargo las aproximadamente siete horas que dura el juego se pasan realmente rápido ¿Pur qué?
Deadpool gana donde Eat Lead falla. Si no lo recordáis es porque pasó prácticamente sin pena ni gloria por las consolas de la actual generación, y de eso que os habéis librado. Era un shooter en tercera persona realmente mediocre cuyo principal objetivo era hacerte reír, un Duke Nukem descafeinado, un juego que intentaba hacer gracia con los videojuegos y que tengo en mi librería. Quizás algún día intentaré volver a instalarlo para ver si tras todos estos años me he vuelto más inteligente y consigo captar el mensaje que sus bromas intentaban transmitirme.
Todo esto no significa que Deadpool haga humor inteligente, nada más lejos de la realidad, pero lo hace mejor. Capta la esencia del pirado personaje y le coloca un montón de frases graciosas con segundos significados o guiños de esos que hacen sonreír a todos pero un poco más a los fans. Durante la historia tendrá invitados de honor como su compañero de aventuras venido del futuro, Cable, o una escena interactiva realmente graciosa con su amado Lobezno, estos momentos de conversaciones o fantasías con ciertos miembros de la Patrulla X hacen más ameno el paseo y te empuja a llegar al próximo checkpoint simplemente porque quieres ver la siguiente chorrada de Masacre. Es posiblemente el juego con el que más me he reído desde hace años y eso, es mucho decir. Aunque su humor absurdo y bestia es posible que no sea del gusto de todos, High Moon Studios ha acertado al transformar los comics en videojuego e introducir cosas tales como la rotura de la cuarta pared, en la que el antihéroe se dirigirá hacia nosotros consciente de que estamos ahí, que está presente en el comic y bien reflejado en el juego o también el lío mental que tiene el protagonista interpretado perfectamente por dos voces y bocadillos representados de diferente maneras.
Deadpool no tiene gráficos, no tiene un gameplay digno de Platinum Games pero tiene mucho down, Woman del Callao. Tampoco mucho tempo, la parte final es terrible y donde todo lo malo del juego sale a relucir: repetitividad, malos enemigos finales…tedio en definitiva, pero sí mucho haunt, Deadpoolio te embrujará con sus tonterías y como las penas son menos penas si te ríes, estás dispuesto a pasar por el aro. Aunque no a precio de lanzamiento me temo.
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